Caídas, Reflexión y Resiliencia

Mi madre se encargó de hacerme creer desde pequeño que era muy inteligente (¡gracias madre!). El aprendizaje académico fue fácil para mi y me sirvió muy bien en la universidad y como trabajador.

Pero… cuando empecé mi propio negocio, la inteligencia académica no me salvó de las caídas, estafas, malas contrataciones de personal, e inevitable iliquidez. Por el contrario, me hizo poco flexible, muy preocupado en el qué dirán (como en las calificaciones) y con un temor muy grande en fracasar.

Me ha costado mucho cambiar el chip y entender que con las caídas, el dolor, la reflexión y la resiliencia se logra más que con cualquier curso o título académico.