Dos hermanos querían escalar la montaña más grande de su pueblo, una montaña tan difícil que era conocida como la que devoraba humanos.
En la subida encontraron un paradero hermoso. Un hermano decidió que no subiría mas. Preferiría descansar y disfrutar del paisaje.
El otro hermano decidió seguir. Cada tramo tenía obstáculos más complejos. Escapó varias veces de caerse, pero llegó a la cima.
Al descender, encontró a su hermano y los dos decidieron regresar a casa. Sin embargo, al bajar tenían que saltar una quebrada.
El hermano que había estado descansando, estaba frío. Se resbaló y cayó en la quebrada, rompiéndose varios huesos. Su otro hermano, a pesar de estar cansado, estaba caliente. No sólo logró cruzar, sino que también ayudó a su hermano a regresar y recibir asistencia médica.
No importa el juego, siempre habrá obstáculos. Lo importante es estar «caliente» antes de empezar.