Hace un par de años, con mi empresa ayudamos a hacer 17 planes de desarrollo de gobiernos autónomos descentralizados. En cada caso, pusimos todo nuestro esfuerzo y dimos lo mejor para ayudar a crear algo de valor para cada comunidad. Creíamos que nuestro trabajo podía tener un impacto. No lo tuvo.
De lo que hemos visto, la mayoría de los proyectos no fueron ejecutados. Los planes fueron olvidados. ¿Cómo lograr que los gobernantes de turno piensen más allá de sí mismo y de intereses particulares?
La respuesta parece apuntar a que vayamos en contra de toda una ideología social. En un país donde es común engañar, donde se premia al que se sale con la suya haciendo lo incorrecto y donde la corrupción está presente en todos los niveles de la sociedad , no es posible crear un cambio radical, sin empezar desde penalizar los crímenes más pequeños: copiar en la escuela, botar basura en la calle, no respetar las señales de tránsito, etc.